Mesa de difusión en la Plaza Güemes (Medrano y Mansilla a mts. de la Iglesia de Guadalupe) en dos tandas, de 13 a 15:30 y de 15:30 a 18:00.
Proyección de Argentina Latenta con la presencia de Fabio Basteiro - primer legislador electo a partir del 10/12 por "Proyecto Sur" - también en la Plaza Güemes a partir de las 19. Traigan su silla!
Los esperamos!
martes, 3 de noviembre de 2009
martes, 13 de octubre de 2009
PARA EMPEZAR A DEBATIR - REFORMA LEY ENTIDADES FINANCIERAS
La ley de la selva
Por Rodrigo López *
Entre las leyes vigentes de la dictadura pocas estorban tanto para el desarrollo nacional como la Ley de Entidades Financieras de 1977. Si bien desde entonces ha sufrido modificaciones menores, los puntos centrales se mantienen firmes. A diferencia de países como Brasil y Chile, últimamente tan mentados por nuestra derecha pop, la ley argentina en vez de señalar expresamente qué operaciones tienen permitidas los bancos comerciales concede “todo aquello que esta ley no prohíbe”, dando ventajas exclusivas a los bancos comerciales, siendo los únicos habilitados para captar depósitos del público a la vista. En la configuración del sistema, esto implica que dejamos de tener banca especializada (aconsejable para organizar el desarrollo) para pasar a tener un sistema de banca universal liderada por los bancos comerciales.
En nombre del “libre mercado” la reforma del gobierno de facto liberalizó la tasa de interés y flexibilizó la apertura de nuevas entidades financieras, con el expreso objetivo de que las tasas alcanzaran valores reales positivos y elevados, lo cual es letal para la industria, sobre todo para las pymes. El argumento esgrimido era fomentar el ahorro y que el mercado se encargara de seleccionar la orientación del crédito. El resultado fue la crisis bancaria de 1980, que sería la primera de una conocida lista. Tal filosofía toma el crédito como un bien de mercado, plausible de ser determinado por un precio de mercado, cuando en realidad se trata de un bien público, tanto porque se nutre con la agregación del ahorro de los ciudadanos como porque su uso repercute en la economía de toda la población. La moneda y las reservas provienen del trabajo argentino, no es justo que sean apropiadas por algunos, pues sus consecuencias afectan al resto. La regla de “el que llega primero gana” de la corrida de 2001 aún es recordada por muchos pequeños ahorristas argentinos.
Los bancos no son una empresa cualquiera. La explicación intuitiva es que los ahorristas depositan en los bancos los ahorros y éstos a su vez los prestan a terceros. Luego tales préstamos se multiplican a través del mecanismo de creación de dinero bancario. Pero en la realidad el orden es el inverso. El otorgamiento de los préstamos expande la economía posibilitando la aparición de ahorros. A partir de la ley de 1977 tal mecanismo es mutilado. Los bancos son cada vez más concentrados y dirigen sus créditos a grandes empresas (muchas de ellas extranjeras) o a las actividades más lucrativas en el corto plazo, las cuales suelen ser créditos personales y demás líneas para el consumo. La compra de bienes suntuarios en su mayoría importados no permite generar la sinergia prestamos-depósitos, impidiendo la potencialidad expansiva del crédito en el proceso económico. En momentos de especulación tiene lugar otra variante, que es el crédito para la lisa y llana compra de moneda extranjera. En este caso, no sólo se alejan recursos para la producción y se limita la expansión señalada, sino que a la postre se ejerce una presión sobre un precio nodal como el tipo de cambio.
Una reforma podría establecer resguardos para evitar que el sistema financiero se siga atrofiando. Garantizar créditos para pymes, instituir una banca pública de desarrollo y reducir parte de los créditos para consumos suntuosos mejorarían el desempeño de largo plazo (desarrollo), mientras que controlar maniobras que alientan la crisis cambiaria como los préstamos que se sacan con el solo fin de comprar dólares y especular (pedir) una devaluación podrían ser neutralizadas.
La reforma de 1977 vino a abolir la de 1973, que se nutría de las reformas de 1946 y 1949. En los gobiernos peronistas citados el crecimiento estaba orientado al mercado interno, lo cual requería asegurar la canalización de los ahorros nacionales a la inversión productiva local, fomentando la expansión industrial, el pleno empleo, y evitando con controles cambiarios las crisis de balanza de pagos.
La reforma de la dictadura vino a completar un programa de políticas que llevaron a la desindustrialización del país y el comienzo de la pesada deuda externa que sigue perforándonos el bolsillo. Por ironías del destino, a los militares les tocó cumplir el bicentenario de la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y, a juzgar por la entrega de los resortes de la economía al extranjero y la sujeción política de la población nativa, parecen haber estado a la altura de las circunstancias.
El período abierto en 2003 dio buenos pasos al recuperar para la Nación los ahorros apropiados por las AFJP y permitir canales populares de dirección del crédito a través de cajas cooperativas. Pero resta terminar la obra. Los argentinos deberíamos poder llegar al 25 de Mayo de 2010 con la Plaza de Mayo sin vallado y que éste se establezca en el sistema financiero para disponer los canales del desarrollo nacional y no los de la fuga, el vaciamiento y la crisis, porque el bicentenario que vamos a festejar es el de la Revolución no el de la colonia.
* Investigador Cefid-AR y CCC Floreal Gorini
Por Rodrigo López *
Entre las leyes vigentes de la dictadura pocas estorban tanto para el desarrollo nacional como la Ley de Entidades Financieras de 1977. Si bien desde entonces ha sufrido modificaciones menores, los puntos centrales se mantienen firmes. A diferencia de países como Brasil y Chile, últimamente tan mentados por nuestra derecha pop, la ley argentina en vez de señalar expresamente qué operaciones tienen permitidas los bancos comerciales concede “todo aquello que esta ley no prohíbe”, dando ventajas exclusivas a los bancos comerciales, siendo los únicos habilitados para captar depósitos del público a la vista. En la configuración del sistema, esto implica que dejamos de tener banca especializada (aconsejable para organizar el desarrollo) para pasar a tener un sistema de banca universal liderada por los bancos comerciales.
En nombre del “libre mercado” la reforma del gobierno de facto liberalizó la tasa de interés y flexibilizó la apertura de nuevas entidades financieras, con el expreso objetivo de que las tasas alcanzaran valores reales positivos y elevados, lo cual es letal para la industria, sobre todo para las pymes. El argumento esgrimido era fomentar el ahorro y que el mercado se encargara de seleccionar la orientación del crédito. El resultado fue la crisis bancaria de 1980, que sería la primera de una conocida lista. Tal filosofía toma el crédito como un bien de mercado, plausible de ser determinado por un precio de mercado, cuando en realidad se trata de un bien público, tanto porque se nutre con la agregación del ahorro de los ciudadanos como porque su uso repercute en la economía de toda la población. La moneda y las reservas provienen del trabajo argentino, no es justo que sean apropiadas por algunos, pues sus consecuencias afectan al resto. La regla de “el que llega primero gana” de la corrida de 2001 aún es recordada por muchos pequeños ahorristas argentinos.
Los bancos no son una empresa cualquiera. La explicación intuitiva es que los ahorristas depositan en los bancos los ahorros y éstos a su vez los prestan a terceros. Luego tales préstamos se multiplican a través del mecanismo de creación de dinero bancario. Pero en la realidad el orden es el inverso. El otorgamiento de los préstamos expande la economía posibilitando la aparición de ahorros. A partir de la ley de 1977 tal mecanismo es mutilado. Los bancos son cada vez más concentrados y dirigen sus créditos a grandes empresas (muchas de ellas extranjeras) o a las actividades más lucrativas en el corto plazo, las cuales suelen ser créditos personales y demás líneas para el consumo. La compra de bienes suntuarios en su mayoría importados no permite generar la sinergia prestamos-depósitos, impidiendo la potencialidad expansiva del crédito en el proceso económico. En momentos de especulación tiene lugar otra variante, que es el crédito para la lisa y llana compra de moneda extranjera. En este caso, no sólo se alejan recursos para la producción y se limita la expansión señalada, sino que a la postre se ejerce una presión sobre un precio nodal como el tipo de cambio.
Una reforma podría establecer resguardos para evitar que el sistema financiero se siga atrofiando. Garantizar créditos para pymes, instituir una banca pública de desarrollo y reducir parte de los créditos para consumos suntuosos mejorarían el desempeño de largo plazo (desarrollo), mientras que controlar maniobras que alientan la crisis cambiaria como los préstamos que se sacan con el solo fin de comprar dólares y especular (pedir) una devaluación podrían ser neutralizadas.
La reforma de 1977 vino a abolir la de 1973, que se nutría de las reformas de 1946 y 1949. En los gobiernos peronistas citados el crecimiento estaba orientado al mercado interno, lo cual requería asegurar la canalización de los ahorros nacionales a la inversión productiva local, fomentando la expansión industrial, el pleno empleo, y evitando con controles cambiarios las crisis de balanza de pagos.
La reforma de la dictadura vino a completar un programa de políticas que llevaron a la desindustrialización del país y el comienzo de la pesada deuda externa que sigue perforándonos el bolsillo. Por ironías del destino, a los militares les tocó cumplir el bicentenario de la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y, a juzgar por la entrega de los resortes de la economía al extranjero y la sujeción política de la población nativa, parecen haber estado a la altura de las circunstancias.
El período abierto en 2003 dio buenos pasos al recuperar para la Nación los ahorros apropiados por las AFJP y permitir canales populares de dirección del crédito a través de cajas cooperativas. Pero resta terminar la obra. Los argentinos deberíamos poder llegar al 25 de Mayo de 2010 con la Plaza de Mayo sin vallado y que éste se establezca en el sistema financiero para disponer los canales del desarrollo nacional y no los de la fuga, el vaciamiento y la crisis, porque el bicentenario que vamos a festejar es el de la Revolución no el de la colonia.
* Investigador Cefid-AR y CCC Floreal Gorini
¿Qué es un militante? - Por José Pablo Feinmann
Un militante es alguien que ha encontrado una verdad que los trasciende. No es una verdadera velada. No es una verdad divina. No es, ni siquiera, una verdad permanente, segura, como un anclaje firme que otorga cimientos y sosiego a una vida entera.No corren buenos tiempos para los militantes. No corren buenos tiempos para nadie. Pero el militante no utiliza la " mala temporalidad " para " matar el tiempo". No se entrega. No es heroico, pero es quizás obstinado. Es frecuente que repita lo que empeñosamente le dicen. "Todo esto es un desastre, no tiene arreglo, marchamos hacia un nuevo fracaso, la historia nos juega en contra. " Pero todo este tremendismo no tiene poder de apabullarlo. Repito: no es un héroe. Simplemente quiere vivir. Simplemente no se conforma con aceptar que otros han decidido ya su vida, su futuro, sus módicas ambiciones y su muerte.Pero sabe - lúcidamente lo sabe- que si acepta lo que quieren que acepte, ni morir se necesitará. Porque ya estará muerto. Alguien dijo alguna vez: " Vivamos de tal modo que nuestra muerte sea una injusticia. " Una muerte - no dramaticemos por favor- es solamente un hecho más de nuestra vida, un hecho (esto sí) final, que patéticamente revela nuestros límites.Pero el militante sabe que tiene su vida. Y quizás, porque conoce los tiempos que corren, no se ha propuesto nada tan grandioso como la toma del Palacio de Invierno.Quizás, sencillamente, no busca la inmortalidad. Ha aceptado con calma, ha atravesado su correspondiente y dolorosa crisis cuando esa verdad se le reveló (" no sólo mueren los demás, también voy a morir yo, sobre todo yo, cosa increíble, y en ese momento, como y todos, voy a estar solo ") pero tampoco esta revelación lo ha destruido.Al hacerlo, conscientemente o no, ha tirado por la borda íntegramente a Dostoyevsky. Todo ese tremendismo eslavo le es ajeno. "La única causa de la conciencia es la inacción." Si Dios no existe, todo está permitido". Stravrroguin, Kirillov, Iván Karamazov, militaban en otra causa. Blasfemaban todo el día contra la muerte y vivieron muertos. ¿Acaso podía ocurrir de otro modo?La militancia en la Argentina tuvo en el pasado una relación con la muerte hermanada con el existencialismo trágico, no sólo con Dostoyevsky sino especialmente con Nietzsche. Pero eso pasó y no estoy hablando de aquellos militantes, de los del ´73, tan fervientes, tan desmesurados, tan seguros de tener la historia como inclaudicable aliada.No, hablo de los de hoy. Y éstos de hoy saben que tienen que vivir. Y que aunque no vivirán una vida grandiosa (los tiempos no dan para tanto) harán lo necesario por estorbar un poco.Y si es posible - porque la política y la historia son, afortunadamente, improbables- harán también algo más.Militancia y producciónUno de los lúcidos y obstinados proyectos del régimen militar-financiero en la argentina fue la aniquilación del aparato productivo. La desaparición de los centros de trabajo, de los precisos puntos nodales del circuito productivo que generaban la confluencia de la clase trabajadora, su organizatividad y su concientización, no podía ser sino fundamental para un régimen que requería desmovilización, la desconcientización y la marginación del pueblo argentino.La desnacionalización de la economía, o más exactamente el reemplazo del circuito productivo por el circuito financiero, no produce sólo un resultado, digamos estructural, materialmente verificable en la organización económica de la sociedad, produce también un resultado humano. Se destruye al hombre. Se lo destruye como ser social, solidario. Se lo transforma en un indivualista hosco, temeroso y agresivo. Se lo transforma en un marginado. Y donde aparece el marginado muere el militante.Se ha podido verificar en ciertos actos peronistas del cercano 17 de octubre. Los obreros que concurrieron en representación de sus gremios, nucleados por la mediación del trabajo organizado, fueron pocos. Los demás van sueltos. O evidencian la pobre organizatividad del marginado: colorida, bochinchera, agresiva, pero profundamente dispersa. Dispersa en sus consignas, confusa en sus adhesiones, teñidas de un folklore sobre el que se enanca el poder languideciente pero real de cierto peronismo. Un peronismo arcaico, marginal, ligado al matonaje y no a la lucha, que es también un resultado - un exacto resultado- del poder militar-financiero.La Argentina financiera generó un argentino que es la antítesis del militante. Llenó el país de " hombres libres ", de " trabajadores libres ", " individuales". Llenó el país de " cuentapropistas ". Era la hora del " sálvese quien pueda ".Apareció el " argentino taiwanés ", el " argentino del plazo fijo ", el "argentino de la bicicleta financiera ".El argentino taiwanés (desdeñando a los sujetos9 se sumergió en la idolatría de los objetos. Para el argentino del plazo fijo, un día no era un espacio temporal en el que podían aguardarlo mil experiencias hondamente humanas; un día se cotizaba en las pizarras financieras y valía tanto como un dólar marginal, no más, no menos. Este argentino tiene una mirada fija, casi no parpadea, no mira a sus costados, ignora a sus semejantes, su horizonte es sólo una pizarra en una financiera, allí se dibuja su destino cuantificable. Y el argentino de la bicicleta es el que pedalea solo, el que se entrega a los mil artilugios del engaño disfrazado de viveza.La destrucción del aparato productivo, además, arrojó a innumerables trabajadores a la marginación y la extrema pobreza. Y no existe ninguna dialéctica revolucionaria entre pobreza y conciencia de clase.(Atención: hablo aquí de "pobreza" en tanto marginación del circuito productivo). Los marginales poblaron las páginas policiales del amabilísimo periodístico. Aquí fueron confinados. Antes formaban comisiones internas, asistían a las asambleas de sus gremios, votaban sus conducciones. Ahora transitan oscuramente por los suburbios. Eran obreros, eran compañeros, hoy son seres desesperados arrojados a la delincuencia y el lumpenaje.En la Argentina, entonces, la activación del aparato productivo no es sólo necesaria por razones económicas, sino por razones humanas y políticas. Para que la solidaridad, el compañerismo y la militancia vuelvan a surgir entre nosotros, hay que crearles un lugar. Este lugar es el trabajo.Militancia y trascendenciaUn militante, por el contrario, cree en la solidaridad social. No es un "individuo" en el pobre sentido que del individuo tiene el liberalismo burgués. Nada tiene que ver con Hobbes. Lo ha superado. Sabe que su individualidad se realiza en el grupo.Su incorporación al trabajo, a la producción, a su grupo de pertenencia, a su clase social, lo incorpora a la solidaridad, al compañerismo, a la amistad sincera. Para decirlo claro: lo humaniza. Un militante es un ser en constante proceso de humanización. Su militancia lo hará mejor padre, mejor hombre de su mujer, mejor amigo de sus amigos. Sabe que habita este mundo para luchar junto a los demás, no para usarlos.El militante respeta el trabajo. No porque sea un sometido, sino, porque sabe que en el trabajo está su poder, su organizatividad y el sentido final de su militancia: la justicia social. Y también porque sabe que por fuera del trabajo, no sólo está la miseria económica, sino la otra: la social y la humana. La que hará de él un apartado, un egoísta, un resentido y hasta un delincuente. El militante, es necesario repetirlo, cree en una verdad que lo trasciende y da sentido a su vida. Esta verdad es su ideología, la ideología que comparte con sus compañeros y expresa su lucidez. La ideología que hace de él un sujeto y no un objeto de la historia.La ha amasado, a esta ideología, durante años, la ha padecido, la ha cuestionado, la ha asumido cotidianamente. Porque cotidianamente intentan quitársela, se la oscurecen y deforman desde las pantallas de la TV o desde las radios. Aparecen allí, frente a él, en su hogar, hombres cultivados, con buenos modales, racionales hasta el asombro y vértigo, implacables, que le dicen que no, que está equivocado, que todo está bien, o que todo está mal, pero que, en todo caso, nada está como él cree.¿Cómo lucha contra toda esa insidiosa verborragia? Hablando con sus compañeros. Buscando la verdad donde está: en el grupo. Porque cuando los militantes son esto, militantes, y están unidos por sus intereses comunes, la verdad es una tenaz corriente eléctrica que los recorre y los une aniquilando el discurso del enemigo.Porque es cierto (según postula un diabólico axioma del pensamiento autoritario) que mil repeticiones hacen una verdad. Pero no es menos cierto que mil repeticiones pueden también aburrir, transformarse en un sonido apenas desagradable y persistente. En suma inaudible.El militante es un hombre que tiene una razón para vivir. Y más también. Cierta vez dijo Camus: “Una razón para vivir es una razón para morir”.El militante, en efecto, puede llegar a morir por su causa. Pero en Argentina - hoy a esta altura de nuestra experiencia y de nuestro dolor- habrá que afirmar tenazmente que el momento más alto de realización de un militante es su vida (cualquiera de los infinitos actos en que su militancia lo ha comprometido) y no su muerte.Los peligros de la militanciaLa deshumanización acecha también al militante. Puede transformar su ideología en dogma, en obstinación y autoritarismo. Puede creerse más heroico. Puede confundir el desprecio por la vida con el coraje.Puede enajenarse en su lucha. Puede olvidar las pequeñas cosas en nombre de los grandes ideales. Puede olvidar que los grandes ideales se persiguen y se conquistan para posibilitar las pequeñas cosas. Puede llegar a considerarse sólo el eficaz cuadro de una organización. Y hasta puede llegar al extravío de exigir también eso de los demás.Puede llegar a realizar esta frase de Brecht: "Nosotros que nos unimos para luchar por la amistad entre los hombres, no supimos ser amigos".El viejo problema de los medios y los fines se agitan detrás de éstas ideas.Pero si la militancia ha de servir para humanizar al militante, los fines deberán estar presentes en todos los medios. Porque el militante está vivo hoy, y es hoy, en cada uno de los actos que realiza para conquistar una sociedad más justa, donde están enteramente en juego su humanización o su envilecimiento.
ACTIVIDADES VIERNES 16 Y SÁBADO 17
El Viernes 16/10: reunion organizativa a partir de las 19.00hs en Tucuman 1727 PB (y Callao).
Sabado 17/10: a las 17hs se realiza un acto de "Proyecto Sur" en La Plata (Club Universal: Calle 25Nro 1226 e/57 y 58) del cual participara, por supuesto, Pino Solanas.La idea es ir todos juntos, por lo cual, nos juntamos a las 14.30hs en el hall de la estacion Constitucion para ir en tren hacia alla.
Sabado 17/10: a las 17hs se realiza un acto de "Proyecto Sur" en La Plata (Club Universal: Calle 25Nro 1226 e/57 y 58) del cual participara, por supuesto, Pino Solanas.La idea es ir todos juntos, por lo cual, nos juntamos a las 14.30hs en el hall de la estacion Constitucion para ir en tren hacia alla.
martes, 22 de septiembre de 2009
Actividades Sábado 26/09
Este sábado seguimos con la mesa de difusión en la esquina de Cabildo y Juramento de 14 a 17 hs, que de ahora en más quedará fija para que sea un punto de referencia para los vecinos.
Te invitamos a colaborar en la difusión o simplemente a acercarte para recibir información, debatir y firmar tu adhesión para la construcción del partido.
Te invitamos a colaborar en la difusión o simplemente a acercarte para recibir información, debatir y firmar tu adhesión para la construcción del partido.
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